Los dibujos de Javier Bravo de Rueda son apuntes personales, fruto de búsquedas estéticas que giran alrededor de las investigaciones que realiza para producir piezas cerámicas. Representan imágenes de libre asociación del imaginario del artista, con referencias a estructuras arquitectónicas y al pasado prehistórico del ser humano. En esta búsqueda, vincula el aspecto material de la producción humana con la materia prima que le sirve de base: la relación entre la tierra con el horno donde se cuece o su capacidad para ser el soporte de producción iconográfica (como el esgrafiado sobre muros y vasijas).
Para ello, el artista se reconoce como legatario de un bagaje cultural, que expresa en la gráfica y textos que incluye en los dibujos.